sábado, 20 de marzo de 2010

Top Win


Después de un mes fuera, hoy vuelve a salir publicada mi columna en El Nacional, la censura se ejerce de maneras distintas, una de ellas es complicando la importación de papel, por eso mi trabajo ya no puede ser con la regularidad de un reloj como solía hacerlo un martes cada quince días dedicando unas horas a escribir sobre la actualidad venezolana, en exclusiva, para ser publicado el sábado en El Nacional, porque no sé si esas horas se van a perder. Debo acomodarme a los nuevos tiempos y aprovechar las oportunidades de tener acceso a Internet, mientras el Gobierno no cumpla su amenaza de regularlo también.
Por eso la columna hoy en El Nacional fue la adaptación de una crónica más larga publicada en Evitando Intensidades hace unos días sobre mi visita al hipermercado Bicentenario.  Mucho fue lo que le quité al texto para que entrara en la cuartilla y media requerida en el espacio del periódico, sin embargo, también le agregué, porque un par de días después de mi visita al desabastecido hipermercado, el canal del Estado abría su emisión meridiana de noticias con un reportaje sobre el rotundo éxito (valga el adjetivo) de este ejemplo de Comercios del Socialismo del Siglo XXI.
Las cámaras del país de la fantasía que se llama VTV, se posaron en una montaña de tomates, en ropa para niños y en la gran oferta del día, un limpiador de pisos socialista en oferta, que abajo el Imperialismo mediante, ironías del proceso, su marca es Top Win.
De los anaqueles vacíos de los que había sido testigo dos días antes no se hizo referencia, pero sí de la oportunidad de nuevos productos socialistas al alcance del bolsillo del pueblo venezolano.
"¿Será que fui en un mal día?" me pregunté "¿que estoy prejuiciada?"
Así que mandé a mi marido el lunes siguiente a comprar cloro. Llegó furioso y deprimido por la desolación del local: "hacia allá nos quieren llevar". Los huecos en las estanterías seguían ahí, no consiguió cloro.
Llámenme masoquista, pero regresé el siguiente jueves a Bicentenario, cuando ya había mandado mi artículo a El Nacional, y debo confesar que el Hipermercado esa tarde estaba bien surtido, lo que en Caracas hoy se le llama surtido, es decir, conseguir azúcar y aceite. Era un buen día para comprar, hasta el aire acondicionado estaba prendido.
No compré nada, sólo fui a sacar dinero del cajero automático. Mientras hacía la cola oí a una parejita  quejándose desilusionada: "Esto del mercado socialista es la misma mierda a los mismos precios, pero vestida de rojo, no sé a quién pretenden engañar".

4 comentarios:

Alber Pérez Tremps dijo...

veni vidi y vici El bicentenario es algo patético que gobierno mas malo, tanta plata que tienen y.....a donde estará

Alber Pérez dijo...

...ah por cierto me ha gustado su bitácora felicitaciones por su trabajo acá y en El Universal

Adriana Villanueva dijo...

Gracias Alber, me alegro que te guste esta bitácora antintensidades aunque donde publico los sábados quincenales no es en El Universal sino en El Nacional

Alber Pérez Tremps dijo...

Disculpe...confución con medio de publicación de su columna quincenal,reitero felicitación.Si no hubiera personas como usted esto seria todo monocolor (rojo-rojito),triste insulso....asi pues no decaiga los intelectuales juegan un papel vital cuando los politicos no estan a la altura que debieran....saludos