lunes, 1 de marzo de 2010

Hair en cuatro décadas


El año 2009 se cumplieron 40 años de la celebración del festival de Woodstock,  siempre sentí una profunda envidia por la generación que me antecedió, por ese movimiento Hippie que se dio en los años 60 que predicaba paz y amor en tiempos de guerra.  
Recuerdo el disco de vinyl en casa, la carátula mostraba la imagen de una pareja con cabellos largos y despeinados abrazada por una manta, era difícil definir quién era el hombre y quién la mujer. Soñaba que eran mis padres y me habían llevado de niña al lluvioso festival que durante tres días reunió a más de 500 mil espectadores en una granja del estado de Nueva York donde se presentaron, entre otros artistas, Jimmy Hendrix, Janis Joplin y Crosby, Still, Nash & Young. Tanto veneraba a la generación Hippie que en la adolescencia mi película favorita no era la popular Grease (1978), con John Travolta y Olivia Newton-John, que romantizaba la juventud de los años 50, sino Hair (1979), dirigida por Milos Forman, basada en la ópera rock estrenada en off-Broadway en octubre de 1967. 
Tengo años sin ver la película de Forman, no sé cómo la habrá tratado el tiempo, la crítica la trató muy mal, pero a mis 16 años Sheila (Beverly D’Angelo) era la muchacha de la película que me habría gustado ser cantándole a la estrella de la mañana en un carro descapotable lleno de hippies rumbo a visitar a su amigo Claude, quien partía a la guerra. Treat Williams, el buen doctor de Everwood, interpretaba el papel del indómito Berger.
Cuando salió la película Hair, habían pasado 12 años del montaje original, y en la era Disco en la que fui adolescente, ya parecía un anacronismo que un grupo de jóvenes viviera en comuna a punta de sexo, drogas y rocanrol. Y aunque yo era típico producto de mi generación que me la pasaba metida en una discoteca, vestía leggins de colores de neón y me peinaba a lo Farrah Fawcett, fantaseaba con el vestuario vaporoso, andar descalza con una melena llena de flores y ser antiestablishment


Por eso cuando años después me enteré de que Hair sería montada en Caracas en el Teatro 8 y que estaban abiertas las audiciones,habría vendido mi alma al diablo por formar parte del elenco, pero era el año 1983 y como estudiante de la Escuela de Arte me constaba que el canto y la actuación, no eran mis fuertes. Me tuve que conformar con ser espectadora de un montaje en su idioma original en el que participaron varios amigos, y que aunque lo recuerdo con cariño, no rompió ningún esquema porque entre otras cosas, en la Caracas de 1983, a diferencia de Off-Broadway de 1967, nadie se desnudó, y temas como las relaciones bisexuales o interraciales, y el alegre consumo de drogas, ya no escandalizaban sino a los más pacatos y se diluían en el inglés, que entonces, pocos caraqueños entendían.
En agosto de 2009 me reencuentro con Hair gracias a su  reciente montaje de Broadway, viendo al elenco de hermosos y bien torneados jóvenes que más que una comuna hippie, parecían una publicidad para una marca de blue jean costosa como True Religion, y sobre todo al público, en su mayoría respetables señores y señoras de mediana edad que cantaban con los ojos cerrados y de corazón las canciones de la obra, ellos que alguna vez sí tuvieron melenas largas y despeinadas y protestaron tronos contra la guerra; me volvió a dar otro ataque de envidia generacional. Sí, hermoso montaje, sonaba impecable, el elenco intachable, pero la distancia del tiempo la hacía sentir de otra época, de otra guerra, de otra juventud.
Cómo no envidiarles a los sesentones en el público lo que se habrá sentido ser joven en el año 1967 exigiéndole al poder: “let the sunshine in”. 

2 comentarios:

Adriana Villanueva dijo...

La foto del montaje de Hair, Caracas 1983, es cortesía de Maruja Muci, entonces mejor conocida en los bajos fondos como Marujita.

Alfonso dijo...

Guao que recuerdos!! Hair!! excelente Adriana, Gracias por traerlos a mi memoria..excelente tu blog! un abrazo!!