miércoles, 7 de enero de 2009

Las malas mañas se contagian


Desde septiembre que no iba para Margarita, lo que más me sorprendió de esta visita decembrina a la isla no fue la basura por todos lados; o cómo costaba encontrar café o refrescos; sino verla tapizada de vallas políticas.
Ya el rostro del presidente Chávez en cualquier espacio público haciendo énfasis de cómo su Revolución cumple con el pueblo, dejó de sorprendernos, aunque no de indignarnos. Margarita no es la excepción: enormes vallas en las principales vías le recuerdan constantemente al pueblo que debe agradecerle al omnipresente mandatario nacional desde la remodelación del mercado de Los Conejeros, hasta el gasoducto que surte la isla. También abundan afiches del rostro del Presidente vanagloriándose de "otra obra cumplida" en medio de un mojotal sin ninguna obra a la vista. Y a pesar de que ya pasaron las elecciones, siguen por doquier afiches y vallas que dan el espaldarazo presidencial a sus candidatos para alcaldes.

Pero en Margarita no sólo el presidente de la República Bolivariana y los encargados en mantener su propaganda al rojo vivo están pecando de narcisismo, el gobernador del estado Nueva Esparta, Morel Rodríguez, como que le gustó la idea de ver su rostro por doquier y en cuestión de meses ha logrado alcanzar en presencia publicitaria en las vías margariteñas al   líder del Socialismo del Siglo XXI. Lo que el pueblo no tiene que agradecerle a Chávez, se lo tiene que agradecer a Morel, como si obras de gobierno no son algo que uno debería esperar de sus mandatarios.

Tanta propaganda política ensuciando una isla tan bonita, nos hacen lamentar que Margarita hoy no cuente con gobernantes cuya supuesta eficiencia venga acompañada de una dosis de humildad.

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