sábado, 10 de enero de 2009

Vista por casualidad


“Yo soy La Juani”, la más reciente película del director catalán Bigas Luna estrenada en España en el 2006, la vi por casualidad anoche en televisión por cable, y para mi gran sorpresa: me encantó.
Al igual que Almodóvar usa su pueblo como fuente de inspiración, Bigas Luna sitúa a La Juani en un pueblo parecido a su natal Tarragón, en lo que en España llaman la “extrarradio” (fuera de las grandes ciudades) pero que a diferencia de los nostálgicos pueblos de las películas de Almodóvar  habitados por viudas veladas; el pueblo de Bigas Luna es de una juventud que cruza con fuerza al siglo XXI, y el director se esmera tanto en calcarla que la primera parte de “Yo soy La Juani” parece un documental sobre una generación adornada de piercings y de tatuajes que pasa las noches bailando música techno y hip hop, que ama los videosjuegos, cuya principal vía de comunicación es la mensajería de textos, y que al igual que generaciones anteriores de rebeldes cinematográficos, sus vidas giran alrededor de sus autos.
Como todas las películas de Bigas Lunas, en "Yo soy La Juani" hay lamidas, morronga, sandungueos, perreos, zampadas, llámenles como ustedes quieran, pero bien en close up; aunque la Juani lo tiene muy claro, ella puta no es, según le confiesa a su mejor amiga Vane: “Tardé tres meses en chupársela al Johan”.
Johan (Dani Martín), su novio desde los 15 años, es un bueno para nada que tiene un sueño: construirse una casa grande con una piscina para poder vivir con La Juani. Pero cómo va a hacer para lograrlo, no sabemos, porque más allá del esfuerzo que hace por pasar de nivel en los videosjuegos, Johan no es muy dado a trabajar. A diferencia de Juani que pasa el día frente a una caja en una gran tienda y que aunque comparte con su novio el sueño de la casa grande en la que vivirán juntos para siempre; también anhela irse a Madrid para ser una actriz famosa.
Quedarse estancada en su pueblo con su hombre, parecía el destino de La Juani, de no ser porque encontró al muy guarro poniéndole los cuernos; así que acompañada de su amiga Vane (Laya Martí), tomó la decisión de irse para Madrid para cumplir sus sueños. El sueño de Vane es modesto: hacerse las tetas. No tarda en lograrlo. En cambio La Juani nunca imaginó que eso de ser actriz sería tan complicado. Quién se podía imaginar que como ella había miles de muchachas en Madrid anhelando ser estrellas de Hollywood, que además, hablaban inglés.
Al final de la película no sabemos si La Juani logrará ser estrella, sospechamos que sí, porque lo que hace a esta película no es un argumento maravilloso, ni unos diálogos memorables, ni una puesta en escena de lujo, sino el encanto de Verónica Echenagui, la joven actriz que interpreta a Juani seleccionada por Bigas Lunas en un casting de 3000 actrices, y que resulta tan memorable como la chamita Penélope Cruz en su Jamón, Jamón (1992).
Bigas Luna prometió “Juani en Hollywood”, pero en el 2009, todavía está por cumplirlo.

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