domingo, 8 de febrero de 2009

El abusadorcito


En una casa rodeada de edificios de oficinas, funciona un negocio que cuenta con 4 puestos de estacionamiento. Como nunca falta un vivo que intenta dejar su carro ahí para hacer diligencias en otro lado, hay un enorme aviso que dice: “Estacionamiento exclusivo para clientes y proveedores” al que fue necesario agregarle: “Se pinchan cauchos”…  y es que de estos 4 puestos depende la supervivencia del negocio, ya que está en una zona comercial donde los estacionamientos que lo rodean, desde tempranas horas de la mañana, están congestionados.

Una tarde, uno de los socios vio como una camionetota estacionaba en su local, de ella bajó un hombre con chaleco rojo y gorra del PSUV que le hace juego. Al darse cuenta de que agarraba hacía la calle, salió persiguiéndolo para recordarle que ese era un estacionamiento exclusivo para clientes. El del chaleco rojo le contestó retrechero que ahí se quedaba su vehículo y que se atreviera a hacerle algo para que viera lo que le podía pasar. Casi, casi exigió: “Y mejor lo encuentro pulido y lavado cuando regrese”.

¿Qué pasaría si el indignado socio se le ocurría pincharle los cauchos como prometía el aviso? ¿O llamaba a una grúa para remolcar la camioneta del abusadorcito? ¿Hasta dónde llegaría el poder del funcionario? ¿Estaría blofeando? Pero prefirió tragarse su indignación antes de arriesgarse a que, o bien a la mañana siguiente lo visitara el Seniat y por cualquier tontería como que le faltaba la planilla rosada de la factura 209 de marzo de 2008, le cerraran el negocio por unos días; o peor aún, que el local pudiera ser vandalisado sin que nadie respondiera por ello.

Esta pequeña anécdota urbana refleja la indefensión que muchos sentimos en Venezuela. ¿Hasta dónde es capaz de llegar el poder de quiénes hoy ostentan poder? ¿Cómo defendernos de pequeños o grandes atropellos? ¿Para quiénes funcionan los derechos ciudadanos? ¿Sólo para los que le rinden pleitesía al gobierno?

En las últimas semanas han abundado muestras de indignantes abusos de poder a gran escala sin que el Fiscal, o el Contralor, o el Defensor del Pueblo, o el Tribunal Supremo de Justicia, o  las Fuerzas Armadas, o el Consejo Nacional Electoral, o cualquiera de los entes al servicio del país que deberían ser independientes pero que descaradamente se visten de rojo, siquiera levanten una ceja: desde las apresuradas elecciones para permitir la reelección indefinida a la que en el 2007 el pueblo le dijo que NO, hasta los ataques vandálicos de grupos afectos a la Revolución que tienen carta blanca para amedrentar a quienes la contraríen. Abusos de poder como que a los gobernadores y a los alcaldes que no se identifican con el oficialismo se les ponen todo tipos de trabas para gobernar; los presos políticos que están en un limbo judicial; las amenazas a los estudiantes y a los medios de comunicación social que no siguen una línea complaciente con el Gobierno; retaliaciones contra grupos culturales; la utilización descarada de los entes públicos para la Campaña del Sí; y la guinda del pastel: que el presidente Chávez decretara de un día para otro fecha patria no laboral el aniversario de los 10 años de su llegada al palacio de Miraflores, y ay de quién se atreviera a contradecirlo.

¿Qué hacer los ciudadanos contra tantos abusos de poder? Por lo momentos se me ocurre una acción, la más importante, el domingo 15 de febrero hay que salir a votar NO.


Publicado en El Nacional el sábado 7 de febrero


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