sábado, 1 de noviembre de 2008

Mad men


Este año cuando tanto el premio Emmy como el Golden Globe al mejor programa dramático de televisión los ganó Mad Men, muchos se preguntaron ¿y esta serie de donde salió? ¿Cómo era posible que la historia de una agencia publicitaria en Nueva York que transcurre en el año l960, trasmitida en televisión por cable en el canal de películas clásicas AMC, que en la mejor de sus noches no alcanzó una audiencia de dos millones de espectadores, se impusiera sobre series tan populares como House o Lost?

Así que conseguí Mad Men en DVD y me enganché a la historia del misterioso creativo Don Draper (Jon Hamm), como tiempo atrás lo hiciera con el mafioso Tony Soprano(James Gandolfini), y aunque estos protagonistas son muy distintos entre sí, ambas series tienen en común que son historias donde se destaca el detalle, la atmósfera, los diálogos, y sobre todo, el afán de sus creadores por romper esquemas, como el humo, mucho humo, Mad Men es humo de cigarrillos, lo que la actual generación de telespectadores considerará casi pornográfico, porque el tabaco visto en TV hoy es más tabú que el sexo. Pero en Mad Men les importa un comino y todos los personajes fuman y fuman; hasta las mujeres embarazadas fuman, precisamente la serie empieza cuando a la agencia Sterling-Cooper se enfrenta con una crisis que superar de cómo lidiar con la cuenta de Lucky Strike y los informes médicos que comenzaban a hacerse públicos que el cigarrillo era nocivo para la salud.

La cuenta de Lucky Strike no es el principal dolor de cabeza para los creativos de Sterling-Cooper, ni fumar lo único que en el año 2008 es considerado políticamente incorrecto y que en Mad Men explotan gracias a un excelente guión y a una impecable puesta en escena que retrata al equipo de ejecutivos publicitarios como hombres blancos felizmente sexistas, homofóbicos, racistas, y lo que hoy se consideraría más vergonzoso de todo: orgullosos republicanos.

Por eso la cuenta de Dick Nixon les está dando tantos dolores de cabeza a los chicos de Sterling-Cooper, un futuro presidente también es un producto que vender, y ni el publicista más ingenioso lograría que un desangelado candidato que habla de lo mismo que hablan los viejos políticos (Nixon es el vicepresidente de EEUU desde 1953), se imponga al producto rival: un carismático joven senador llamado John F. Kennedy y su glamorosa esposa Jackie, quienes ofrecen ser un aire fresco en la Casablanca. Los demócratas tienen, en cuanto a campaña publicitaria se trata, todo a su favor: ¿Cómo superar a la linda Jackie, y su sombrerito tan chic, que invita en televisión en correcto español a votar?

La historia de esos Mad Men de 1960 parece reflejar este noviembre de 2008 cuando se enfrentan por el derecho a dirigir los Estados Unidos de Norteamericana un candidato representante de una fórmula vencida y muy desacreditada con la crisis económica actual, y un candidato con ángel que habla de unión y ofrece un positivo “Sí podemos” , además de una imagen nueva de lo que debe ser un presidente norteamericano.
Barack Obama, en cuya campaña publicitaria se ha invertido tres veces más de lo gastado en la de su rival republicano John McCain, parece un triunfo seguro en las elecciones del 4 de noviembre. Apostamos a él, porque lo que pasa en los Estados Unidos, nos guste o no, repercute en todo el mundo. Ojalá que Barack Obama no termine siendo otra oferta engañosa.

Publicado hoy en El Nacional.

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