jueves, 29 de octubre de 2009

Injusticias Literarias


Tienen que estar. Entre tanto clásico, tienen que estar. Vuelvo a leer la lista de clásicos de la literatura del siglo XX: Joyce, Mann, Hemingway, Borges, Camus, ya entramos en los franceses, por aquí tienen que estar, Sartre, Yourcenar... ¿Y entonces? ¡Por Tutatis! ¿Quién hace estas listas? ¿Cómo se puede ser tan insensible? ¿Cómo se puede ser tan ignorante? ¡Cómo se puede dejar de lado entre los grandes autores del siglo XX a Goscinny y Uderzo, los creadores de Astérix!
Dejar de lado a la literatura dedicada al público juvenil no es ninguna novedad, pero nunca tan obvio como en este siglo XXI cuando en las listas de los libros más vendidos del New York Times decidieron crear la categoría “libros infantiles y juveniles” para que J.K.Rowling y su Harry Potter le abrieran paso a autores “serios” como John Grisham, Tom Clancy y Danielle Steel; porque desde que el pequeño mago de los anteojos rotos salió a la escena editorial, acaparó los primeros lugares en ventas dispuesto a quedarse allí por mucho tiempo.
Los franceses parecen más serios en sus listas que los anglosajones y no se avergüenzan en admitir que al salir “Asterix y LaTraviata” en marzo de 2001, Patricia Cornwell y James Ellroy, sus más cercanos contrincantes, se tienen que conformar en hacerle antesala.
Detrás de cada gran lector nacido en la segunda mitad del siglo XX, hay un niño que alguna vez siguió con pasión las aventuras del diminuto galo y su fortachón amigo Obélix. Astérix nació en 1959, cuando dos amigos y colaboradores, René Goscinny y Albert Uderzo, crearon al invencible galo para salvar a una revista juvenil de la quiebra. Goscinny, hijo de judíos polacos, nacido en Francia en 1926, criado en Argentina, conoció a Uderzo- dibujante hijo de inmigrantes italianos-en 1950, estableciéndose entre ellos una sociedad que habría de durar hasta la muerte de Goscinny en 1977.
En 1961 se publica “Astérix el Galo” primer libro de las aventuras de la pequeña aldea gala que con la ayuda de una poción mágica logra sobrevivir a los embates del imperio romano. Basada en la historia de Vercingéntorix, jefe galo que tras dar mucha batalla se rindió ante los romanos en el año 50 a.c., el guionista Goscinny y el dibujante Uderzo rescriben la historia de Francia y se toman la libertad de permitirse algunos anacronismos en los 24 libros que publicaron en conjunto, y los 7 libros creados por Uderzo desde la muerte de su socio.
Con “Astérix y LaTraviata” regresan los irreductibles galos tras 5 años de ausencia. Praliné y Gelatina, madres de nuestros protagonistas, se están empezando a preocupar por el prolongado celibato de sus retoños: “Bueno Obelixín, ¿Cuándo vas a decidirte a tomar una buena esposa que te sirva una comida sana y equilibrada?”.
Las angustiadas madres no escatiman esfuerzos en encontrar buenas muchachas para sus hijos, al igual que los romanos no escatiman esfuerzos para recuperar el casco y la espada robada a Pompeyo, y los editores europeos no escatiman esfuerzos para que el regreso de Astérix a las librerías sea un verdadero acontecimiento editorial.
Expertos axterixólogos aseguran que las aventuras de Astérix han decaído desde la muerte de Goscinny. Yo no soy tan exquisita, sigo esperando nuevas aventuras ansiosamente, tan ansiosamente como el bardo Asurancentúrix anhela que lo oigan cantar.

Artículo publicado en Papel Literario de El Nacional en el año 2001. Lo rescato en Evitando Intensidades para conmemorar los 50 años de los guerreros galos.

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