sábado, 10 de octubre de 2009

Say What!


Cuando el viernes en la mañana al abrir twitter me enteré de que Barack Obama ganó el Premio Nobel de la Paz 2009, quedé como Beyoncé cuando Kanye West le arrebató el micrófono a Taylor Swift: "Say what!". Así se habrán quedado sus contemporáneos cuando el antiguo Primer Ministro del Reino Unido, Winston Churchill, obtuvo el premio Nobel de Literatura en el año 1953, reconocimiento que eludió a escritores de la talla de Tolstoi y Borges.
Días antes de que fuera anunciado, en la ola twitter y facebook corría el fuerte rumor de que Piedad Córdoba era la favorita en llevarse el Nobel de la Paz por su mediación en el conflicto interno colombiano. Quienes ven a la señora Córdoba más como una abogada de la FARC que como a una mediadora de la paz, estaban indignados ante semejante posibilidad.
No tenían por qué darse mala vida, si algo es obvio en estos premios Nobel es que quienes los escogen hacen lo posible por no irse por los favoritos de las apuestas y de la prensa. Este año volvieron a salir al tapete nombres como Amos Oz, Mario Vargas Llosa y Philip Roth para llevarse el premio literario, y terminó ganando Herta Müller, un escritora alemana-rumana a quien hasta el jueves pasado, pocos conocían.
Habrá que esperar que sus obras lleguen a las librerías caraqueñas para ver si está a la par de otros nombres que han sido reconocidos en su justo valor, o si es un pelón más del Nobel que acumula entre sus galardonados a varios autores a quienes el señor don tiempo no escogió para la inmortalidad literaria, entre ellos, sir Winston Churchill.
Precisamente yéndose por lo inesperado, este año 2009 resultó un batacazo que el Nobel de la Paz recayera en el comandante en jefe de la mayor potencia mundial del siglo XX y parte del XXI, en el primer presidente afroamericano, líder con tan sólo 9 meses en el cargo, con familia fotogénica que llegó a la Casa Blanca tras una de las más acertadas campañas publicitarias de la historia, el "Yes we can". Campaña que parece haber llegado hasta a los miembros del comité noruego encargado de nombrar al ganador, tanto que este año decidieron premiar más que a una obra, al logo de una esperanza. Apostar a que con Obama se le dará un giro a la política exterior de un país que tiene intereses económicos en gran parte del planeta, como si el trabajo del presidente estadounidense no fuera, precisamente, defender esos intereses.
Premiar con el Nobel de la Paz al "Yes we can", es un voto para unos naive, para otros de esperanza, para muchos apresurado, a la labor de Barack Obama. Un merécete este reconocimiento como luchador por la paz mundial que te dimos por adelantado.
Con un par de guerras todavía en curso bajo su administración, la Paz en el Medio Oriente como asunto pendiente, y la cárcel de Guantánamo por cerrar, puedo imaginar lo que Obama estará pensando: "tremenda broma que me echaron".

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